" Había en las afueras de Medellín un pueblo silencioso y apacible que se llamaba Sabaneta. Bien que lo conocí porque allí cerca, a un lado de la carretera que venía de Envigado, otro pueblo, a mitad de camino entre los dos pueblos, en la finca Santa Anita de mis abuelos, a mano izquierda viniendo, transcurrió mi infancia. Claro que lo conocí. Estaba al final de esa carretera, en el fin del mundo . Más allá no había nada, ahí el mundo empezaba a bajar, a redondearse, a dar la vuelta. "
( Así comienza, La Virgen de Los Sicarios (1994), de Fernando Vallejo. Lectura imprescindible para realimentar ese amor por la Colombia vital y combulsa que Laura nos transmitió y nos enseñó a compartir)
sábado, 25 de julio de 2009
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